lunes, 2 de noviembre de 2009

El Mercado en día de muertos.








Aquí todo día festivo o suceso importante va acompañado de su mercadería acorde con la circunstancia. Las calles, la gente empieza a disfrazar su vida de la ocasión que venga en ése momento.
Uno sabe que se acerca día de muerto porque calacas y Catrinas empiezan a merodear por las calles, a colgar de espejos retrovisores y de carteles hogareños de "Bienvenido".Las calles se transforman en campos minados de Cempasúchil y flores de terciopelos ,se empiezan a tender los manteles junto con guirnaldas y a desempolvar retratos de antepasados y mascotas fallecidas para colocar en el lugar mas vistoso de las casas y los comercios.

Aquí todo día festivo o suceso importante va acompañado de mercadería acorde con la circunstancia. Hay una necesidad de materializar el evento, pero desde una pulsión creo yo mas atávica que capitalista. Aunque en México por mas de que parezca disparatado éstos dos conceptos a veces están separados por una línea demasiado delgada.

Es por ésta razón que es esencial en fechas importantes ir a mercados a ver "what's cooking" in there. El mercado es el primer eslabón, el principio de toda celebración mexicana.
También le da la posibilidad a uno, que no pertenece y que desconoce, de aprender y de adueñarse un poco de éstas fechas. A través de la materialidad de un rito, por mas de que la exceda claramente pero en el fondo la fomente y la precise.

Ésta vez conocí el Mercado de "La Merced" en el centro. El mercado estaba lleno de gente,comprando lo necesario para armar su altares y para ofrendar a invitados vivos y muertos en el festejo: Calaquitas de azúcar, de chocolate,frutas hechas de mazapán, Cazuelitas de mentira con mole, manteles de hule estampadas con catrinas.
Éste año se sumaba un "modelo 2009" exclusivo: Michael Jackson de chocolate, de éste modo aquel que también quería sumar a MJ a sus celebraciones podía hacerlo, y de nuevo la delgada línea de (lo ritual y el consumismo).
En el mercado también había todo un pasillo con puestos mas "producidos" para brujerías. En una en particular estaba una san la muerte gigante toda engalanada y muchos estantes llenos de la misma figura en pequeño. Lo atendía un "güero" medio vaquero, gordo con sombrero de ala ancha. Atrás de él había muchas veladoras cada una con prescripciones para diferentes situaciones. Me acerqué bastante asustada(cuando algo me da miedo suelo ir al choque en ve de seguir de largo) y le pedí que necesitaba una vela para proteger a alguien que andaba muy acelerado y tal. Me dijo que con una vela no hacia nada, que no tenían la suficiente energía que necesitaba un "preparado" y que tomaba 8 días. Me recomendó que vuelva la semana siguiente, todo sin mirarme a los ojos. Calladita me seguí de largo. En el metro de regreso mi vecina de asiento tenía puesta una remera que decía " A little drama doesn't hurt anyone". De cara al día de muertos creo que nada podría haber cerrado mejor el día.

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