lunes, 31 de agosto de 2009

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No dejes nunca de respirar al lado mío, de llegar sano y salvo a casa despúes de recorrer días y kilometros de rutas.
No dejes nunca de ser la presencia en dónde entiendo y se refleja el universo.

lunes, 24 de agosto de 2009

Tarde en el museo.

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Me gusta la sensación de recorrer los pasillos en círculo. Rodeada de vitrinas con pedazos del mundo dentro.

Cuando los voy recorriendo así medio mareada, siento que lo de afuera, que la ciudad dejó de existir. Por eso vengo todos los días, aunque sea un ratito. Una vez por día necesito que ésta ciudad deje de existir, aunque sea un ratito.
Los días de semana está prácticamente vacío, salvo por algún grupo escolar o de jubilados sobre todo los miércoles que es el dia promocional para “grupos escolares y jubilados”, ésos días puedo caminar y recorrer . Los fines de semana vengo muy temprano y me siento en un banco del hall central a mirar a la gente que “pasea” sin saber que existo.
Todos los días durante mis visitas me fascino pensando como trajeron a todos estos animales hasta aquí, quién fue el taxidermista perfeccionista que logró cada una de las expresiones con las que quedaron embalsamados.
¿Cómo se logra que el ojo de un alce transmita tristeza?.

A mí me gustaría saber momificar miradas, y decir a quien pregunte que a eso me dedico….pero más me gustaría poder vivir adentro de ésas vitrinas…meterme dentro y no molestar a nadie, naturalmente pasar a formar parte de ese mundo. Llegar a ver qué hay atrás de esas montañas o como son esos valles cuando no están cubiertos de nieve. Yo quisiera tanto poder vivir adentro de esas vitrinas…

La atracción principal son los osos polares, que al revés que en las postales navideñas en las que los caracterizan como amorosos y redonditos ositos cariñosos, aquí están en posición de ataque y mostrando los dientes, unos dientes muy grandes. Los fines de semana es la vitrina que mas se llena y es la imagen con la que el museo se publicita en sus propios panfletos y agendas semanales varias. Yo es la que menos miro y la que menos me abstrae de todas, esos gigantescos osos me asustan y me desespera no saber cuál es ése peligro tan grande que los acecha y los hace desfigurarse así.

Mi vitrina favorita es la del alce con los ojos tristes. Su cuerpo está torcido y estirado sutilmente y su cabeza también, si me pongo de ladito siento que en cualquier momento me va a tocar su nariz fría, que me está pidiendo algo,que sabe que yo podría darle. Cuando llega la hora de irme tengo un sentimiento de extrema injusticia. Yo me voy sola y él se queda ahí solo en esas montañas que deben ser tan oscuras de noche...me tranquiliza pensar que tiene los cuernos simétricos lo que hace que por ley ningún cazador aunque sea humano lo pueda cazar como trofeo, si los tuviese desiguales si podrían, para “mejorar la raza” se justifica matarlos.
Junto al alce siento verdadera compañía. Pero nos separa ése vidrio grueso...él en su maqueta y yo en la mía..

Hace un par de tardes estaba ahí junto a la vitrina, exageradamente cerca cuando de repente a lado del alce apareció un reflejo humano. Se quedó quieto detrás mío, nos escuchábamos respirar.
Se acercó al vidrio primero fue de lado a lado de la vitrina, se puso en puntas de pie para llegar a ver hasta bien atrás ( es que son bien profundos los paisajes). Se quedó quieto por unos minutos hasta que de costado vi como le sonreía al alce y entendí que él también estaba quedándose hechizado con esos ojos de frío, que él también se estaba sintiendo acompañado. Su reflejo, el mío y la imagen del alce quedaron en fila. Hubiese querido apoyar mi cabeza en su hombro, o que los tres hiciéramos manada.
En ése momento las voces de los altoparlantes empezaron como todos los días a anunciar el cierre del museo en cinco idiomas distintos. Me dí vuelta y por primera vez le ví la cara, era parecido a la del “joven leopardo cazador” de la sala siete. Empecé a caminar los círculos ahora de regreso, esperando que me siga, que rebobine conmigo la cinta que nos llevaría hasta afuera, lo hice sin mirar nunca ni una sola vez hacia atrás. Cuando llegué a la salida me dí cuenta que no estaba detrás mío. Me quedé en la salida esperando. Cerraron las puertas y apagaron las luces. La ciudad estaba ahí de nuevo , el tráfico, las voces, el atardecer volviéndose noche. Él nunca salió. Me consoló pensar que tal vez logró lo que yo nunca pude, tal vez pudo entrar en ése mundo e irse junto al alce a refugiarse en una de las cuevas calentitas, tal vez ellos ya eran manada en ésas montañas heladas.

Foto de Nini Blancq-Cazaux
niniblancq-cazaux.blogspot.com

Díme Tú.

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Chamarra/Charola/Chaparro/Chamaco/Chela
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Apachurrar/Apapachar
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jueves, 20 de agosto de 2009

Le tengo miedo a la muerte

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Tengo como pensamiento recurrente mi propia muerte, pero desde un lugar muy narcisista.

Lo que más me obsesiona es : ¿Quién me lloraría? ¿Quién me extrañaría a diario? ¿Alguien tal vez se tatuaría mi nombre? ¿Quién finalmente me olvidaría por completo?

Y lo peor es la certeza de que el mundo seguiría, igual.

La verdad es que le tengo miedo a la muerte, pero sobre todo le tengo terror al olvido.

Y muchas veces desde acá siento los bordes del sarcófago.

lunes, 17 de agosto de 2009

Noctilucas.

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domingo, 16 de agosto de 2009

Closet

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Tres cajas de zapatos.
Dos valijas de ropa y un bolso de Marinero lleno hasta explotar con mas ropa.
Las alhajitas y baratijas, siempre, en sus joyeritos.

Hay tres pilones de ropa sobre la cama : Uno es” ropa para regalar a los que menos tienen”, el segundo “Ropa para amigas” y el tercero “Sé que no lo uso, ni me sirve pero lo quiero igual”...

Los jabones que nunca usé porque me gustaban tanto se volvieron viejos ¿Debería tirarlos?
***

Guardar todo.
Vaciar todo.
Desarmar todo.
Desprenderse.

***

Si deshacemos ésta realidad una nueva se va a armar automáticamente, indefectiblemente.
En cualquier otra realidad lo que soy ahora, ya no va a existir.
En cualquier minuto,apenas cierre las puertas del closet, sepánlo, me diluyo.


Fotografía Nini Blancq-Cazaux

sábado, 15 de agosto de 2009

El viento se llevó lo que era mío.

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Por semanas después del funeral nadie volvío a entrar a la casa.
Alguien había tenido la cortesía de no dejar correspondencia amontonada bajo la puerta, lo que hizo mi entrada mucho más apacible de lo que la imaginaba. En los días previos me había perseguido la imágen de ésa montaña de papeles esperando ,destinada a alguien que ya no existía. Me imaginaba contestándolas, escribiendo: Lo siento la persona que usted está tratando de contactar murió abruptamente…

Cuando llegué lo único útil que pude hacer fue abrir los ventanales para que corra el aire. Pero no pude dejar que el aire me corriera a mí, me amenazaba por detrás la escena latente que no quería ver.
Detrás todo estaba quieto, todo estaba detenido en el instante donde su vida se había terminado.
La última taza de café en la mesada a su lado el cigarrillo matutino apagado torpemente en el cenicero, migas de tostadas en el escritorio y la computadora abierta que repetía y transformaba sin cesar manchas de color en el salvapantallas.
El sillón donde siempre se sentaba estaba retirado, mirando a la terraza y con la marca de su cola hundida en el terciopelo. Ahí estaba, también, cuando lo besé por última vez, antes de irme una mañana cualquiera …y todo había quedado en el mismo orden, de la misma manera, pero todo se detuvo.

Así se siente la muerte, pensé.
Me quedé suspendida en el tiempo por un rato hasta que empecé a desnudarme lentamente.
Con hondísima tristeza desabroché cada botón de mi blusa y con una extraña excitación me fui sacando todo lo demás. Caminé desde el umbral de la puerta hasta el sofá, dejando que las huellas de mi ropa armen sin querer un extraño mándala en el piso.
Y de repente creí verlo sentado en el sillón mirándome, con las cejas levantadas y moviendo el whisky para que lo hielos hagan ruido con el vidrio, como si fuese la música que marcaría el ritmo de nuestros próximos minutos. Creo que improvisé uno o dos pasos de baile.
Me senté encima de él, de frente, las piernas colgadas sobre el apoya brazos, aferrándolas al respaldo con todas mis fuerzas para sostenerme.
Empecé a masturbarme frenéticamente, sintiendo sus dedos como plumas en mi espalda. Cuando estaba a punto de acabar mis piernas perdieron fuerza, mi cuerpo se derrumbó sobre el sillón vacío… y el cuerpo que debía sujetarme había desaparecido. ¿Dónde estaba su cuerpo? ¿Qué sería del mío?
Lloré descontroladamente, desesperadamente hasta sentirme un miembro entumecido.
Lloraba sobre la ausencia y quería adormecer la muerte .
Me despertó el timbre, era el portero pidiéndome si por favor no podía mover el auto que la Señora del quinto piso no podía salir .
Alrededor todo seguía quieto.



La bellisíma foto a la que éste texto acompaña es autoría de la fotográfa mexicana Nini Blancq-Cazaux.
niniblancq-cazaux.blogspot.com

jueves, 13 de agosto de 2009

Rosa, la maravillosa.

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Cuando ibamos hacia la playa ésa vez se nos rompió el auto y nos quisieron robar. Casi perdemos las vacaciones pero finalmente fuimos a un pueblo cercano donde un amigo de él nos presto su auto.
Esos dias en la playa fueron lindos pero raros. Estabamos conociendonos y yo todo el tiempo supe que él dudaba. Duda, duda. Extrañamente yo fui sabia y me quedé calladita, quietita e ignorandolo sin dejar de ser lo que él habia olvidado que yo era, esa razón que lo enamoró.
De regreso ya cantabamos canciones que pasaban en la radio y estabamos mas bronceados y vivos. De pronto en el mismo lugar donde de ida se habia roto el auto encontramos una fila de puestos que vendían montones de rosas hermosas.
Porque hay tantas rosas? Pregunté
Porque en ésta zona especifica del pais es primavera todo el año y todo florece y reverdece permanentemente, me contestó
Sonreimos y volvimos a enamorarnos con cursileria. A mi me dio paz saber que no muy lejos mio hay un lugar donde es primavera todo el tiempo, un lugar donde nunca faltan rosas y siempre hay pimpollos abriendose.

Jelly- jelly ñam ñam

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martes, 11 de agosto de 2009

A la señora la chocan las olas.

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El sol estaba muy fuerte. Quince minutos antes habia terminado el primer suceso playero del dia. A una mujer se le habia perdido su hijo en el mar. Cuando finalmente apareció, su "crío" era un hombre de treinta años que sin avisar se habia ido a aprender a barrenar con una tabla de telgopor que por el tamaño le había pedido prestada a algun niño pequeño.
Un papelón el barrigón cuando salio a los brazos de su mamá llorando con la mini tabla de telgopor en mano.
Finalmente la playa volvio a sentarse. Nosotros estabamos debajo de una palapa tomando cerveza con clamato.
Yo leia el pasado de Alan Pauls iba justo por la parte en que me estaba empezando a dar cuenta de que pronto, en algunas páginas el libro iba a dejar de fascinarme. Estaba casi triste y me costaba avanzar en la lectura sabiendo lo inminente. En ése momento alcé la vista sobre mis lentes obscuros y en la orilla arodillada de espaldas al mar estaba una mujer ya grande, pero con la piel increible y brillosa. Estaba arodillada con las manos hundidas en la arena mojada y con la cabeza hacia abajo, en shorts y remera blanca larga. A su lado, de pie estaba quien yo asumo era su esposo de hace años, el llevaba un traje de baño muy chiquito azul, una panza muy grande pero dorada y vigorosa, él tampoco miraba al mar.
La sostenia bien fuerte del brazo que por la diferencia de posturas en la que estaban los dos, tenia que tironear. Ella se quedaba mirando abajo y las olas venian fuertisimas y la chocaban, rompiendo en su espalda como en una roca. Él hacia mucha fuerza con las piernas para no soltarla y permitirle disfrutar del vaiven que aparejaba cada golpe.
Yo los miraba hipnotizada.Era increible con la seriedad que ejecutaban su ejercicio,mezcla entre un espectaculo erótico de otros lares y como si ésa mujer estuviese experimentando una entrega divina. Fue algo mistico, chiquito, inolvidable.

lunes, 10 de agosto de 2009

Fourmina

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Tentempié

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El amor más lindo me trajo hasta México.
Todavia no vivo acá, estoy todavía de visita.
Es que mis cuerpo no se relaja y mis ojos se siguen sintiendo ajenos.
A veces lo entiendo y tantas muchas veces no.
A veces creo que puedo decir lo que siento por él y otras veces pienso que mi relación con mexico debería ser un affaire secreto, que es indecible y me lo llevaré a la tumba.
Pero aqui estoy contando los dias para que sea "Dia de muertos" a ver si se me muere el miedo y sepulto con alegria y azúcares lo que tenga que morir.
Mientras yo sigo amarrada a mi amor que me sonrié y me dice "órale".
 

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